La denominación de origen es un signo distintivo que nos ayuda a determinar la procedencia de nuestros productos. Gracias a ella podemos señalar algunas características específicas del producto, que se derivan de la climatología local, la calidad de sus materias primas o las particularidades de sus técnicas de elaboración.
Se trata, por tanto, de un signo distintivo, pero que pone el foco de atención no en el productor sino en el origen del producto o servicio.
¿Cuáles son las ventajas de las denominaciones de origen?
Como ocurre con otras figuras de protección, la denominación de origen introduce cierta ventaja y seguridad en el mercado. En particular:
- Debido al proceso requerido para su obtención y conservación, limita la competencia desleal. Esto nos aporta una ventaja comercial, ya que gozamos de un distintivo que no puede emplear cualquiera de nuestros competidores.
- Aporta seguridad jurídica al mercado. Nuestros consumidores saben qué esperar de nuestros productos, y muchas veces utilizarán esta información para elegirnos antes que a nuestros competidores.
- Contribuye a la defensa de los intereses locales. Una de las principales ventajas de la denominación de origen es que favorece el desarrollo y la protección regional. Su clave está en las características aportadas por el clima, el suelo o las técnicas locales, por lo que introduce un factor de protección.
- Además, el propio Estado fomenta la utilización de las denominaciones de origen, debido a las ventajas que aporta para el territorio y su población.
¿Se puede emplear la denominación de origen para proteger cualquier producto?
No. Para que un producto quede protegido por la denominación de origen es imprescindible que su origen determine sus características esenciales. De otro modo no tendría sentido identificar su lugar de procedencia.
Sin embargo, la anterior afirmación debe ser matizada. Y es que cada vez es más frecuente que los consumidores quieran adquirir productos de proximidad o asociados a determinada zona geográfica.
Por eso, además de las denominaciones de origen, existen otras indicaciones geográficas, como las indicaciones de procedencia. Gracias a este tipo de signos distintivos podemos garantizar, además de las cualidades propias de nuestros productos, su lugar de procedencia. Cuestión que favorece el consumo local o de “kilómetro cero”.
Por tanto, aunque existen diferentes tipos de indicaciones geográficas y todas ellas se pueden emplear como herramientas comerciales, las denominaciones de origen están intrínsecamente relacionadas con las cualidades que la procedencia aporta a nuestro producto. Así lo determina la Decisión n.º 486 de la Comunidad Andina.
¿Cómo puedo proteger mis productos mediante una indicación geográfica?
A la hora de aplicar una indicación geográfica a un producto hay que empezar realizando un estudio. Debemos valorar qué aporta el origen al producto. ¿Se trata de un cultivo cuyas propiedades solo pueden darse en una región determinada? ¿Utilizamos técnicas tradicionales asociadas solo a un lugar concreto?
Detectada la característica local de nuestro producto tendremos que analizar si podemos adscribirlo a alguna indicación geográfica existente o si se debe tramitar la solicitud de una denominación de origen. Dependiendo del resultado de este estudio tendremos que avanzar en una u otra dirección.
Por eso es importante contar con asistencia jurídica especializada a la hora de solicitar la protección de nuestros productos mediante una indicación de origen. Si necesitas ayuda en esta materia, desde Achá Lemaitre Abogados podemos prestarte toda la asistencia necesaria para proteger tus productos mediante una indicación geográfica.